Inis Beag
Inis Beag es una pequeña isla en las costas de Irlanda.
Probablemente es una de las sociedades más inocentes y sexualmente represivas
del mundo. Los habitantes de Inis Beag parecen no tener ningún conocimiento de
diversas actividades sexuales como el beso francés, la estimulación bucal de
las mamas o la estimulación manual del pene de la pareja, mucho menos del sexo
oral o de la homosexualidad. La educación sexual virtualmente no existe; los
padres no parecen ser capaces de obligarse a discutir tales temas vergonzosos con
sus hijos y simplemente confían en que, después del matrimonio, la naturaleza
tomará su curso. La menstruación y la menopausia son fuentes de temor para las
mujeres de la isla porque no tienen idea de su importancia fisiológica. Es
común la creencia de que la menopausia puede producir locura y a fin de
protegerse de este padecimiento, algunas mujeres se han aislado a mitad de su
cuarta década de vida y unas cuantas se han confinado en cama hasta morir años
después. Los hombres creen que el coito es malo para la salud. Desisten del
sexo la noche antes de que tengan que realizar un trabajo que requiere gran
energía. No se acercan sexualmente a las mujeres durante la menstruación o
durante meses después del parto; se considera que la mujer es peligrosa para el
hombre en esas épocas.
Los isleños aborrecen la desnudez. Sólo a los bebés se les
permite estar desnudos durante el baño. Los adultos lavan únicamente aquellas
partes del cuerpo que sobresalen de la ropa —rostro, cuello, antebrazos, manos,
parte inferior de las piernas y pies. El temor a la desnudez incluso ha costado
vidas. Los marinos que nunca han aprendido a nadar porque esto implicaba utilizar
poca ropa se han ahogado cuando sus barcos se han hundido. El sexo premarital
es esencialmente desconocido. En el sexo marital, el preámbulo erótico
generalmente se limita a besos y caricias rudas del trasero. Invariablemente es el marido quien inicia
la actividad. La única posición utilizada es con el hombre arriba y ambos
miembros de la pareja conservan puesta su ropa interior durante la actividad. El hombre tiene un orgasmo
rápidamente y se queda dormido de inmediato. En cuanto al orgasmo femenino, se
considera que no existe o bien se piensa que es una desviación.
Mangaia
En notable contraste con Inis Beag se encuentra Mangaia, una
isla en el Pacífico Sur. Para sus habitantes,
el sexo —por placer o para la procreación —es de gran interés. Los niños
varones en Mangaia se enteran de la masturbación cuando tienen cerca de 7 años
y es posible que comiencen a masturbarse para los 8 o 9 años de edad. Cerca de
los 13 años, se someten a la superincisión ritual (en la que se realiza un
corte en la parte superior del pene que recorre toda su extensión). Este ritual inicia al niño varón a la adultez
masculina; no obstante, lo más importante es que el experto que realiza la
superincisión le proporciona instrucción sexual. Muestra al niño cómo debe
realizar el sexo oral, cómo besar y
succionar los senos y cómo llevar a su pareja al orgasmo varias veces antes de
que alcance el suyo. Aproximadamente dos
semanas después de la operación, el niño tiene coito con una mujer
experimentada, quien retira la escara de la superincisión. Esta mujer le proporciona
práctica en diversos actos y posiciones, y le entrena a reprimirse hasta que
pueda tener orgasmos simultáneos con su pareja.
Después de esto, el niño varón de Mangaia busca activamente
a las niñas o ellas lo buscan a él; pronto tiene coito todas las noches. La
niña, quien ha recibido instrucción sexual de una mujer mayor, espera
demostración de la virilidad del niño como prueba de su deseo por ella. Lo que
se valora es la capacidad del varón para continuar vigorosamente con la acción
de entrada y salida del coito durante largos periodos mientras que la mujer
mueve las caderas “como una lavadora”. No existe nada que produzca mayor
desprecio que una pareja “muerta” que no se mueve. Se espera que un buen hombre
continúe con sus acciones durante 15 a 30 minutos o más. La chica “decente”
promedio tendrá tres o cuatro novios sucesivos entre las edades de 13 a 20
años; el varón promedio puede tener 10 o más novias. Los padres en Mangaia
alientan a sus hijas a tener experiencias sexuales con varios hombres. Quieren
que encuentren maridos que congenien con ellas. Aproximadamente a los 18 años,
de manera típica los habitantes de Mangaia han tenido sexo la mayoría de las
noches durante la semana, con cerca de tres orgasmos por noche. Para
aproximadamente los 48 años de edad, tienen sexo dos o tres veces por semana, con
un orgasmo por vez. En apariencia, todas las mujeres de Mangaia aprenden a
tener orgasmos. Llevar a su pareja al orgasmo es una de las principales fuentes
de placer sexual para el varón.
Mehinaku
Entre Inis Beag, donde hay poco sexo y mucha ansiedad, y
Mangaia, donde hay mucho sexo y poca ansiedad, se encuentra Mehinaku, donde
existe mucho sexo y mucha ansiedad. En el pequeño pueblo de Mehinaku, en el
centro de Brasil, se considera que el sexo es sumamente fascinante y la cultura
está muy erotizada. Existe apertura hacia los niños en cuanto a la sexualidad y
éstos pueden listar fácilmente los nombres de los amantes extramaritales de sus
padres, quienes típicamente son muchos. Los hombres tienen una libido muy
elevada que les conduce a competir entre sí por los favores sexuales de las
mujeres mediante llevarles pequeños obsequios como pescados.
Por otro lado, la
cultura está sumamente segregada en cuanto a géneros. Existe una casa para los
varones y si una mujer entra en ella y ve aquello que le está prohibido, es
llevada a los bosques y se le somete a una violación tumultuaria, en una
cultura que en otros sentidos es muy poco violenta. En Mehinaku se considera que
las mujeres tienen un impulso sexual mucho más débil que los hombres y parece
no haber ningún reconocimiento acerca del orgasmo femenino. La menstruación se
considera sumamente peligrosa. Los sueños e historias mitológicas narrados por la
gente son testigos de sus ansiedades sexuales; por ejemplo, los personajes de
los mitos que participan en relaciones sexuales extramaritales típicamente
mueren de maneras prodigiosas. En realidad, las personas siguen teniendo gran
cantidad de actividad sexual mientras que al mismo tiempo sienten una intensa ambivalencia
y ansiedad al respecto.
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