domingo, 8 de febrero de 2015

Sexualidad en tres sociedades: Inis Beag, Mangaia y Mehinaku






Inis Beag
Inis Beag es una pequeña isla en las costas de Irlanda. Probablemente es una de las sociedades más inocentes y sexualmente represivas del mundo. Los habitantes de Inis Beag parecen no tener ningún conocimiento de diversas actividades sexuales como el beso francés, la estimulación bucal de las mamas o la estimulación manual del pene de la pareja, mucho menos del sexo oral o de la homosexualidad. La educación sexual virtualmente no existe; los padres no parecen ser capaces de obligarse a discutir tales temas vergonzosos con sus hijos y simplemente confían en que, después del matrimonio, la naturaleza tomará su curso. La menstruación y la menopausia son fuentes de temor para las mujeres de la isla porque no tienen idea de su importancia fisiológica. Es común la creencia de que la menopausia puede producir locura y a fin de protegerse de este padecimiento, algunas mujeres se han aislado a mitad de su cuarta década de vida y unas cuantas se han confinado en cama hasta morir años después. Los hombres creen que el coito es malo para la salud. Desisten del sexo la noche antes de que tengan que realizar un trabajo que requiere gran energía. No se acercan sexualmente a las mujeres durante la menstruación o durante meses después del parto; se considera que la mujer es peligrosa para el hombre en esas épocas.
Los isleños aborrecen la desnudez. Sólo a los bebés se les permite estar desnudos durante el baño. Los adultos lavan únicamente aquellas partes del cuerpo que sobresalen de la ropa —rostro, cuello, antebrazos, manos, parte inferior de las piernas y pies. El temor a la desnudez incluso ha costado vidas. Los marinos que nunca han aprendido a nadar porque esto implicaba utilizar poca ropa se han ahogado cuando sus barcos se han hundido. El sexo premarital es esencialmente desconocido. En el sexo marital, el preámbulo erótico generalmente se limita a besos y caricias rudas del  trasero. Invariablemente es el marido quien inicia la actividad. La única posición utilizada es con el hombre arriba y ambos miembros de la pareja conservan puesta su ropa interior durante la  actividad. El hombre tiene un orgasmo rápidamente y se queda dormido de inmediato. En cuanto al orgasmo femenino, se considera que no existe o bien se piensa que es una desviación.

Mangaia
En notable contraste con Inis Beag se encuentra Mangaia, una isla en el Pacífico Sur. Para sus  habitantes, el sexo —por placer o para la procreación —es de gran interés. Los niños varones en Mangaia se enteran de la masturbación cuando tienen cerca de 7 años y es posible que comiencen a masturbarse para los 8 o 9 años de edad. Cerca de los 13 años, se someten a la superincisión ritual (en la que se realiza un corte en la parte superior del pene que recorre toda su extensión).  Este ritual inicia al niño varón a la adultez masculina; no obstante, lo más importante es que el experto que realiza la superincisión le proporciona instrucción sexual. Muestra al niño cómo debe realizar el sexo oral, cómo  besar y succionar los senos y cómo llevar a su pareja al orgasmo varias veces antes de que alcance el suyo.  Aproximadamente dos semanas después de la operación, el niño tiene coito con una mujer experimentada, quien retira la escara de la superincisión. Esta mujer le proporciona práctica en diversos actos y posiciones, y le entrena a reprimirse hasta que pueda tener orgasmos simultáneos con su pareja.
Después de esto, el niño varón de Mangaia busca activamente a las niñas o ellas lo buscan a él; pronto tiene coito todas las noches. La niña, quien ha recibido instrucción sexual de una mujer mayor, espera demostración de la virilidad del niño como prueba de su deseo por ella. Lo que se valora es la capacidad del varón para continuar vigorosamente con la acción de entrada y salida del coito durante largos periodos mientras que la mujer mueve las caderas “como una lavadora”. No existe nada que produzca mayor desprecio que una pareja “muerta” que no se mueve. Se espera que un buen hombre continúe con sus acciones durante 15 a 30 minutos o más. La chica “decente” promedio tendrá tres o cuatro novios sucesivos entre las edades de 13 a 20 años; el varón promedio puede tener 10 o más novias. Los padres en Mangaia alientan a sus hijas a tener experiencias sexuales con varios hombres. Quieren que encuentren maridos que congenien con ellas. Aproximadamente a los 18 años, de manera típica los habitantes de Mangaia han tenido sexo la mayoría de las noches durante la semana, con cerca de tres orgasmos por noche. Para aproximadamente los 48 años de edad, tienen sexo dos o tres veces por semana, con un orgasmo por vez. En apariencia, todas las mujeres de Mangaia aprenden a tener orgasmos. Llevar a su pareja al orgasmo es una de las principales fuentes de placer sexual para el varón.



Mehinaku
Entre Inis Beag, donde hay poco sexo y mucha ansiedad, y Mangaia, donde hay mucho sexo y poca ansiedad, se encuentra Mehinaku, donde existe mucho sexo y mucha ansiedad. En el pequeño pueblo de Mehinaku, en el centro de Brasil, se considera que el sexo es sumamente fascinante y la cultura está muy erotizada. Existe apertura hacia los niños en cuanto a la sexualidad y éstos pueden listar fácilmente los nombres de los amantes extramaritales de sus padres, quienes típicamente son muchos. Los hombres tienen una libido muy elevada que les conduce a competir entre sí por los favores sexuales de las mujeres mediante llevarles pequeños obsequios como pescados.
 Por otro lado, la cultura está sumamente segregada en cuanto a géneros. Existe una casa para los varones y si una mujer entra en ella y ve aquello que le está prohibido, es llevada a los bosques y se le somete a una violación tumultuaria, en una cultura que en otros sentidos es muy poco violenta. En Mehinaku se considera que las mujeres tienen un impulso sexual mucho más débil que los hombres y parece no haber ningún reconocimiento acerca del orgasmo femenino. La menstruación se considera sumamente peligrosa. Los sueños e historias mitológicas narrados por la gente son testigos de sus ansiedades sexuales; por ejemplo, los personajes de los mitos que participan en relaciones sexuales extramaritales típicamente mueren de maneras prodigiosas. En realidad, las personas siguen teniendo gran cantidad de actividad sexual mientras que al mismo tiempo sienten una intensa ambivalencia y ansiedad al respecto.

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